La Envidia suele pasar desapercibida ante el ojo incauto, pues ha hecho suyas artimañas de índole camaleónicas y una verbosidad cargada de locuacidad, que no permiten discernir claramente el mensaje intrínseco que viene cubierto de una suntuosa túnica acendrada, tejida con hilos de críticas, pero que en realidad es un disfraz hecho a la medida de la animad versación y cuyo diseñador por excelencia es el odio.
Mi connotación, con referente al concepto de crítica, al oído de safos puede resultar vacua o pobre, pero, aun así, seré osado y diré: en la academia y algunos otros escenarios, puede considerase como un llamamiento a la construcción, reestructuración u organización de planteamientos, ideas y proyectos que se vengan realizando. Claramente esta no sería una definición digna de la RAE, pero podría esclarecer un poco el camino al cual quiero llevarlos. La crítica popular expresa una idea antagónica y va en detrimento de la definición anteriormente expuesta.
Por desgracia, el sentir con mayor espectro de difusión, arraigo nacional y por consenso entre las gentes de esta tierra es sin duda la envidia. Siendo poseedor de estas y muchas más características, en las cuales no entraré en detalle, pues el lector de estas líneas podría pensar que estoy vanagloriando este maléfico sentir. Considerando que Dios es amor, no hay duda que la envidia personifica a quien no es digno siquiera de nombrar.
La desnudes de la envidia es causal de repudio, distanciamiento de lo divino y aproximación al oscurantismo. Sin duda alguna profesar o practicar la envidia abiertamente no es nada atractivo y por ende las mentes maquiavélicas debían idearse un atuendo o disfraz con el cual cubrir la nada atractiva silueta de la envidia. El único atuendo, que podría cubrir la humanidad de la envidia era la crítica, a la cual el diseñador del odio le realizo algunos ajustes y añadió mas tela para así ocultar muy bien la figura horrenda ante los ojos de la moral.
Habiendo estado listo el traje, la envidia con vestimenta alusiva a la crítica, logro con facilitad notoria permear todos los estamentos de la sociedad, es así como hoy se presenta en cualquier espacio con aforo total, sin que los asistentes se percaten del actor que esta debajo del disfraz. El show de la vida continuara y entre el público aparecerán hombres osados y valentonadas por el mal actuar de la crítica, se atreverán a enfrentarla y se darán por enterados, entonces que era en realidad la envidia disfrazada.